8 de diciembre de 2007

Exhumación de los restos de Bolívar






"Durante los últimos años de su existencia, Simón Bolívar vivió episodios tormentosos. Aunado a la disidencia creciente de muchos compañeros de armas, vilipendiado, desconocido en su autoridad y proscrito por sus compatriotas, después de fallecido algunos sectores militares y políticos lo continuaron odiando. Al pasar el tiempo la animadversión contra él amainó. Varias personalidades venezolanas, interpretando su voluntad para traer los restos a Caracas, hicieron peticiones a las autoridades para tal fin. En 1833, el general, José Antonio Páez, en su carácter de presidente de la República, solicitó al Congreso Nacional decretar los honores a la memoria del Libertador. Luego, en 1834, el Dr. José María Vargas pidió a la Diputación provincial el traslado de los restos a su ciudad natal. Tampoco tuvo éxito. En 1838, su hermana María Antonia, hizo la petición en ese orden al general Carlos Soublette, presidente para entonces de Venezuela. El hizo la solicitud al Congreso, la cual rechazó. En 1840, sus hermanas María Antonia, Juana y su sobrino Fernando Bolívar, pidieron al gobierno de Colombia la autorización para el traslado de los restos de Santa Marta hasta Caracas.Pasadas estas vicisitudes, el 29 de abril de 1842 el Congreso de la República aprobó el decreto para el traslado de los restos del Libertador a Caracas. El general José Antonio Páez fijó la fecha del 17 de diciembre de ese año para celebrar el aniversario fúnebre en todo el país. El gobierno neogranadino, presidido por el general Pedro Alcántara Herrán, decretó la exhumación y honores de quien fuera su jefe. Por Venezuela fue nombrado presidente de la comisión el Dr. José María Vargas.Los actos de exhumación fueron anunciados al pueblo samario el día domingo 20 de noviembre de 1842, a las 5 de la tarde, mediante tres cañonazos consecutivos y el doblar de las campanas de la catedral. Estaban presentes el general Joaquín Posada Gutiérrez, gobernador de Santa Marta y presidente de la comisión granadina encargada para entregar los restos; el señor Joaquín de Mier y Benítez, propietario de la Quinta de San Pedro Alejandrino; el Dr. José María Vargas, Mariano Ustáriz (hijo) y el general José María Carrero, quien había perdido un brazo en la guerra, llevaba puestas las charreteras y bandas usadas por Bolívar.El 13 de diciembre la comitiva llegó al puerto de La Guaira. Tanto en este sitio como en Caracas se le rindieron sendos homenajes póstumos. El 17 de diciembre, duodécimo aniversario de la muerte del Libertador, fue saludado por un tronar de cañones, dando así comienzo al más hermoso y significativo homenaje al líder indiscutible venezolano. La procesión partió de la capilla de la Trinidad, hasta el templo de San Francisco. El féretro es conducido por las calles elegantemente adornadas. El carro fúnebre es seguido por las autoridades respectivas, las delegaciones extranjeras, la tropa especialmente preparada para la trascendental ceremonia y una gran cantidad de personas marchan en silencio al lado de los restos de tan preclaro coterráneo. A las cinco de la tarde terminó el más precioso homenaje tributado a Bolívar. Cinco días después sus restos fueron trasladados a la Iglesia Metropolitana, junto a los de sus padres y esposa. Así se cumplió finalmente la última voluntad del Libertador".
DIARIO LA NACIÓN EN LA REDSan Cristóbal, Estado Táchira Martes 17 de Diciembre del 2002

2 comentarios:

Anónimo dijo...

INTERESANTE ARTICULO, Profesor, que aunque no da la respuesta de donde está el corazón del padre de la patria, si nos permite entender un poco el entorna a los momentos posteriores a su muerte, discrepando un tanto de sus ultima querencias o deseo, por que convencido estoy al analizar sus últimos años de vida se resume en - que cesaran los partidos y se consolidase la unión (unión americana)- espartaco

Anónimo dijo...

tal afirmacion deviene de la misma frase de su ultima proclama.

"...Al desaparecer de en medio de vosotros, mi cariño me dice que debo hacer la manifestación de mis últimos deseos. No aspiro a otra gloria que a la consolidación de Colombia. Todos debéis trabajar por el bien inestimable de la Unión: los pueblos obedeciendo al actual gobierno para liberarse de la anarquía; los ministros del santuario dirigiendo sus oraciones al cielo; y los militares empleando su espada en defender las garantías sociales.

¡Colombianos! Mis últimos votos son por la felicidad de la patria. Si mi muerte contribuye para que cesen los partidos y se consolide la Unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro.

Hacienda de San Pedro, en Santa Marta, a 10 de diciembre de 1830."

denuevi gracias Espartaco